“Sin agua, sin agricultura. Sin agricultores, sin comida”.
John Mwangi, kanthari 2016, creció en Kibera, uno de los barrios marginales más grandes de Nairobi. Su familia había compartido una cabaña de hojalata con padres y ocho hermanos.
El padre les decía a menudo a los niños cómo la familia se metió en el barrio pobre. Venían de una zona muy fértil y acuosa. La tierra fértil atrajó a los colonialistas y desplazó a los antepasados de John hacia el bosque. El abuelo se había unido a los luchadores de Maumau. Pero, en algún momento, la familia tuvo que huir y, como muchos, terminaron involuntariamente en las afueras de Nairobi.
John recuerda: “Discriminación en la escuela, falta de espacio en casa, todo tolerable, pero no podía dejar de pensar en la comida cuando era niño”.
Cuando era adolescente, estaba interesado en la producción de alimentos y, en este contexto, por razones obvias, de su compostaje.
Recolectó desechos orgánicos y vendió la tierra resultante a escuelas y personas más ricas que tienen jardines de la ciudad. Su “fábrica de compostaje” fue un éxito y consiguió un terreno justo al lado del aeropuerto. Era un viejo basurero. El proyecto fue rápidamente prohibido porque los desechos que recogía atrajeron a enormes aves que eventualmente paralizaron el transporte aéreo.
Más tarde volvió a la tierra de sus antepasados, donde luchó contra las grandes corporaciones por la distribución justa del agua y por la protección de los pequeños agricultores.
Hasta ahora, parecía una lucha un tanto desesperada, pero algo decisivo ha cambiado en estas últimas semanas: a saber, mientras las explotaciones agrícolas se sientan en sus flores destinadas a Europa, sus pequeños agricultores aún tienen un ingreso razonable.
Y aquí hay un enlace al trabajo de John:
http://farmbizafrica.com/farmbizopinions/10-profit-boosters/2818-ngo-launches-new-multi-purpose-product-that-improves-soil-fertility-crop-yields-and-boosts-livestock-feeds